(Columna de opinión para Hoy por Hoy de Radio Córdoba) Una de las tendencias que trae el siglo XXI es lo que se llama la transparencia corporativa, esto es, la transparencia en la información que se transmite a terceros por parte de una organización para dar cuentas de algo. Es directamente proporcional la claridad con la que una organización explique las causas por las cuales toma una decisión, con respecto a su credibilidad. Si hay balbuceos, medias verdades o hechos inexplicables en la transmisión de la información, la credibilidad de la organización se verá mermada y eso en el siglo XXI es muy peligroso. Si hay sinceridad por muy dura que sea esta, será siempre mucho mejor que la media verdad, y esto es lo que como ciudadano de a pie, percibo en el caso de Flysur. Flysur, que ha volado 50 días no puede argumentar sólo y exclusivamente retrasos por parte de AENA en la construcción de una torre de control para cancelar sus operaciones. Que una organización como AENA, calificada de inepta por la gran mayoría de personas que conozco en la industria aeronaútica, se retrase en la construcción de una torre de control no es óbice para cerrar 50 días más tarde, máxime con la ilusión puesta de toda una ciudad en la misma, cuestión de la cual, por cierto, se enorgullece la propia empresa en su página web. Debe existir alguna otra razón. Bien sea una mala planificación financiera, un nefasto análisis de mercado, la llegada de la crisis, una mala elección de la ubicación para operar, negación de fondos por parte de los accionistas o cualquier otra razón o razones pueden ser las causas de peso en la suspensión de los vuelos. Decir que la única causa ha sido un tercero, en este caso AENA por muy flagrante que haya sido su incumplimiento como es el caso, es no decir la verdad completa y eso, el cordobés de a pie, que no entiende de barcos, le mosquea, y con razón. Por eso la reputación de la aerolínea ha quedado por los suelos y en un mundo donde todo es datable y encontrable a través de Google, la aerolínea lo pagará. A mi como cordobés me sonroja vergonzosamente la suspensión de los vuelos y como empresario me llama la atención la falta de transparencia corporativa, máxime cuando todavía en su web no hay ni rastro de información sobre la suspensión de operaciones. Que cada palo aguante su vela, pero como decíamos en días anteriores refiriéndonos al turismo, aquí no hay nadie que entone nunca un mea culpa. Ésta siempre es de terceros.