Una de las cuestiones más recurrentes cuando se habla de la crisis es que la inmensa mayoría de la gente piensa que esto se arreglará o alguien lo arreglará. Que aunque sea dura la caída habrá un momento donde despegue de nuevo y se vuelva a cotas parecidas a las que se tenían antes. Creen, inocentemente, que los gobiernos tienen una varita mágica que son capaces de hacer que remonte el vuelo de manera significativa...y eso es lo que yo me empeño en contradecir, a pesar de ser mirado como un bicho raro, un aguafiestas o un pesimista redomado. Hace poco hablaba con una empresa que estaba comercializando un servicio, por supuesto basado ampliamente en tecnologías de la información, que permitía que el trabajo burocrático y administrativo que antes se tendría que hacer con 50 personas, ahora lo podía hacer una. La razón no era otra que se habían simplificado los procesos administrativos de manera tal, que el emisor se ponía en contacto con el receptor del mensaje sin apenas intermediarios, frente a los numerosos intermediarios. Este sistema que había conseguido esta empresa era fruto del conocimiento de los procesos envueltos en una determinada industria y de cómo, gracias a la automatización, había conseguido eliminar prácticamente la intervención humana, quedando ésta exclusivamente para la verificación final de determinadas cuestiones. Esta era la razón por la cual de 50 personas necesarias para llevar a cabo ese trabajo, se había pasado a solamente una. Hace poco tenía que rescatar los modelos que las empresas tenemos que presentar de manera periódica ante la Agencia Tributaria. Entrando con tu certificado digital, en un clic tenías todo a mano, todo lo que habías presentando. No hacía falta llamar a tu asesor fiscal para rescatar ese modelo que no encontrabas, sino que estaba todo online. ¿Para qué servirán entonces las personas de departamentos administración de determinadas empresas que gran parte de su trabajo consiste en aspectos burocráticos sin el más mínimo valor añadido? Una de sus única salidas se encontrarán en la verificación de esos procesos, pero no mucho más allá. Por eso, cuando se habla del número de funcionarios con los que contamos y en paralelo tenemos que la e-administración sigue implantándose, no puedo dejar de pensar cómo irremediablemente ésta va a implicar que se puedan gestionar un país cada día más complejo por cada vez menos personas, pese a quien pese. Podremos mantener de manera artificiosa empleos en muchas industrias por el coste social que tenga en un momento determinado, el ejemplo de la administración es sólo uno, pero la tendencia va a ser imparable y va a afectar a casi todas las industrias.