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Por qué los fallecidos no pueden ser donantes por defecto

Vaya por delante que creo que he dicho alguna vez, y si no, lo dejo aquí por escrito a quien tenga que responder de mis deseos (mis hermanas y mi padre ), que si muero hoy o mañana o en los próximos 5 años y si mi cuerpo es algo aprovechable, que eso es harina de otro costal, que donen mis órganos, todos. Pero también digo, que si muero a partir del 2021 que lo piensen porque no tendré tan claro que quisiera donar y que si ocurriera en el 2026 muy posiblemente me negara en rotundo.

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Digo esto porque me topaba con una noticia de la Sexta sobre le ley que se está tramitando en el parlamento holandés sobre donaciones y que consiste en hacer que las personas por defecto, fueran donantes de órganos y en caso de fallecimiento, hubiera potestad por parte de los médicos para extraer tus órganos e intentar reutilizarlos en otros cuerpos con el fin de que vivieran, tal y como ya viene ocurriendo en Chile desde el 2013. Y no puedo estar más en contra, aunque puede parecer poco intuitivo y sobre todo, políticamente incorrecto en España, y más concretamente en Córdoba donde nuestra tasa de donaciones es la más alta de España.  Y he querido invertir mi tiempo, porque es la clásica noticia que, a menos que te pares a pensar en ella y reflexiones, pasa por ser una de las mejores leyes que, en este caso, el parlamento holandés quiere aprobar y que ya tienen en Chile, cuando encierra para algunos, entre otros para mi, aspectos negativos no evidentes en un primer momento, fiel reflejo de la cultura de la adhesión que nos toca vivir. ¿Por qué oponerse?   En primer lugar por una cuestión de principios más allá de los números. Por ejemplo, si se aplicara en España, sólo afectaría a una media de un 15% de potenciales donantes de trasplantes que se niegan a llevarlo a cabo por diferentes razones, que aunque para muchos pueden ser incomprensibles, para otros pueden ser de su más estricta intimidad. Aunque esto sólo afecta a unas centenares de personas, éstas verían conculados sus derechos por parte del aparato estatal. Por una simple mayoría del Parlamento, el Estado decide sobre tu cuerpo una vez fallecido frente a tus familiares. En caso que no digas lo contrario, el Estado decide, por teóricamente un bien mayor -la vida de otro-, que tú no necesitas esa parte de tu cuerpo y que se puede reutilizar en otro cuerpo y así tener posibilidad de dar vida. Sin embargo, y eso es lo que me chirría, no puede ser que el Parlamento se arrogue el derecho sobre mi cuerpo sin tener en cuenta muchos otros aspectos que a simple vista se pasan por alto. Pero ese bien mayor no puede estar por encima de quien es propietario de decidir sobre el cuerpo que son los familiares directos. Por otra parte, y no menos importante desde el punto de vista ético, aunque no se ha probado desde un punto de vista científico, un estudio estimaba en un 15% de los trasplantados creen tener recuerdos de memorias de anteriores personas. Bien sea por seguir el principio de prudencia médico tan referido cuando se trata de parar experimentos científicos, máxime cuando ya se sabe que el corazón es mucho más que una bomba de sangre, hagámoslo por preservar la existencia potencial de aspectos derivados de nuestra memoria en el corazón, aunque sólo pudiera llegar a ocurrir en un 15% de los órganos finalmente implantados con éxito.

A medio, pero especialmente a largo plazo, se tendrán poderosos argumentos en contra de la donación por la llegada de la criónica. Wikipedia la define como la preservación a baja temperatura (criopreservación) de animales (incluyendo humanos) que la medicina actual ya no puede mantener con vida. Su propósito es el de tratarlos médicamente y reanimarlos en el futuro. Existen empresas que comienzan a ofrecer servicios de criónica como Alcor aunque exclusivamente en EE.UU. Imaginemos que nos encontramos en el año 2023 y una persona de 30 años fallece en un accidente de tráfico. El fallecido no ha firmado un servicio de criónica, pero sus familiares conocen la existencia de una empresa española y solicitan que el cuerpo del fallecido sea recogido por parte de la empresa de crionización. Un médico del hospital se opone porque en el mismo hospital existe una persona que se encuentra esperando un órgano y el del fallecido parece que puede casar para este. Con la ley en la mano, el fallecido seguirá fallecido por la eternidad mientras que otra persona se le intentará mantener vivo. Creo que la libertad de los familiares del fallecido de intentar lo imposible por mantener con vida a largo plazo a un familiar directo está por encima de la posibilidad de supervivencia de otro.

Oreja generada mediante impresión 3D

Aunque no soy un experto en la materia ni mucho menos, sí se intuye que la solución al drama de los trasplantes se encuentra en el desarrollo de órganos artificiales impresos en máquinas de impresión 3D que promete ser una ciencia bastante desarrollada en la próxima década. Mientras tanto y esperando hasta que llegue esa tecnología que solventará gran parte de los problemas que tienen las personas que se encuentran esperando un órgano, destaquemos las ventajas de donar como ya se hace en España.  

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