Si hay algo que se palpa en el ambiente es que en esto de la crisis nadie sabe cuándo va a terminar. Comenzando por los economistas y terminando por los políticos, todos se aventuran en pronosticar un trimestre de un año para el comienzo de la recuperación con la misma confianza que tienen cuando piensan qué será su hijo de mayor. Ni idea En situaciones de incertidumbre, nada mejor que hacer tábula rasa en aquellas cuestiones que no funcionan bien y que aunque parecen de toda la vida, son fruto de los últimos 30 años de inercia. Aprovechemos este tiempo para transformar en la medida de lo posible nuestra realidad como la que les señalo: * La clase política actual son en su gran mayoría personas que no tienen experiencia en otro ámbito profesional más allá del político. Aunque con honradas excepciones, ser político es un fin en sí mismo y no el propio de ayudar a los cudadanos. Con esta premisa, ¿pueden tomar decisiones pensando en los ciudadanos? * De cada 100 euros de ingresos públicos, sólo 13 se gestionan directamente por los Ayuntamientos. Mientras que sólo se habla de la financiación autonómica para pagar una monstruosa administración regional, los ayuntamientos asfixian económicamente a los ciudadanos en general y a las empresas en particular. ¿Les suena la desintermediación? * Los sindicatos y la patronal empresarial han recibido de la Junta de Andalucía más de 300 millones de euros en los últimos cuatro años. ¿Dónde queda la independencia de criterio y la honestidad intelectual tan necesarias en esta época? * Mientras que puedo echar a un concursante de cualquier show televisivo marcando mandando un SMS, no puedo decidir dónde quiero que pongan una fuente o el número de contenededores necesario en el barrio. ¿Podemos hacer mucha más participativa la vida política de manera directa, individual y sin intermediarios? Aprovechemos esta época de incertidumbre para quitar aquello que por pura obviedad no funciona bien ni es justo en España y sobre todo en Andalucía, que de estas situaciones, sabemos un rato.