(Columna para Radio Córdoba) Ante el temporal que arrecia no perderé el tiempo en echarle las culpas de la situación a nuestros líderes políticos por no haber previsto una crisis de estas proporciones, que por pura deducción, iba a llegar antes o después; No cargaré las culpas en una clase empresarial que en muchas ocasiones se ha cegado con los beneficios que se recogen rápidamente frente a la sostenibilidad de un negocio a medio y largo plazo; Tampoco querré culpar al sistema financiero por haber cortado el grifo de forma abrupta, derivada de una nefasta política crediticia que conlleva ahora el recorte del crédito, base de la actividad económica. No le echaré las culpas a unos sindicatos, más preocupados en mantener su status quo que en entender que la sociedad que nos toca vivir implica grandes cambios empezando por las actuales relaciones laborales, esto es, de la manera en que trabajamos. Tampoco culparé a unos trabajadores, en ocasiones más preocupados por sus propios intereses personales, que no por el interés común de ayudar a que la empresa rinda al máximo. Todos, absolutamente todos, tenemos la culpa de la situación, en mayor o menor medida, pero todos la tenemos. Ante el cambio tan radical que afrontamos (de modelo económico, energético y también social) sólo nos queda convencernos que hemos de reinventarnos de arriba a abajo, empezando por la clase política y terminando en cada uno de nosotros como ciudadanos. Mientras tanto, nuestro objetivo común tiene que ser uno y sólo uno: mantener y en la medida de lo posible incrementar, la actividad económica, fuente del actual estado del bienestar que nos permitirá ayudar todo lo que se pueda y más, a cada uno de los 67.000 parados de Córdoba. Y tú, ¿qué haces por Córdoba?