Mi columna quincenal para Radio Córdoba. Soy optimista por naturaleza y creo firmemente en nuestra ciudad, en los cordobeses, en que entre todos, el poder de muchos, podemos ser capaces de cambiar la tónica de nuestra ciudad. Ese es mi sueño y creo que el de miles de cordobeses. Pero los hechos son tozudos, y nos muestran que cambiar la tónica de esta ciudad no es que sea complicada, sino harto difícil.Si antes de final de año habíamos amortizado por completo e imputado a pérdidas de la ciudad, la desaparición de Cajasur, y nos encontrábamos asimilando el ERE de 200 personas de SOS Cuétara, nos merendábamos ayer conque los catalizadores para crear riqueza a medio plazo como el aeropuerto se para por falta de pago, que nos recuerda además que el Centro de Congresos, siguen sin progresar adecuadamente diciéndolo con el acostumbrado lenguaje político, o que "la situación es de juzgado de guardia" en el habla popular. El uno por la paralización de las obras por falta de pago a las subcontratas y el otro, porque no se tiene dinero , nos condenan a los cordobeses a una travesia aún más larga en el desierto de la crisis.
En la era que vivimos, el tiempo es capital. Nuestra competitividad como ciudad es directamente proporcional al tiempo que tardemos en llevar a cabo nuestros proyectos. Estos proyectos, más allá de la verborrea política, necesitan de una colaboración óptima entre los diferentes agentes, y parece claro que en Córdoba no valemos para esto. ¿Para qué valemos? Me niego a pensar que no tenemos capacidad de reaccionar y darnos cuenta, con toda la sabiduría acumulada que como pueblo tenemos, que o a esto le damos la vuelta, o estamos condenados al fracaso más supino y a la mera subsistencia como cordobeses.Pero si a esto le unimos, la bochornosa situación de esclavitud sexual presente delante de nuestras propias narices que anteayer nos recordaban las detenciones de personas de redes sexuales de explotación, sin que se le haya podido meter mano, nos retrata como sociedad, no ya la cordobesa en particular, sino española en general.
A pesar de que nos cuenten muchas gaitas sobre el tema de la crisis y que nos digan cómo vamos a empezar a recuperarnos, el estado de pobredumbre económico y moral de la sociedad española en general y la cordobesa en particular, nos tiene que hacer movernos como pueblo. Si esto no nos hace pensar, sólo seremos capaces de seguir malviviendo, rememorando la historia de un pueblo que antaño fue, y que desde hace mil años no es...Aquí en Córdoba nos podemos tirar otros mil años sin ningún tipo de problema...Eso, es así