Si las cámaras tradicionales están muertas, la muerte de las cámaras digitales se aproxima a pasos agigantados.
A pesar de que en todo el mundo las ventas en el 2003 se incrementaron en un 64%, en los próximos cinco a diez años, las cámaras digitales se reducirán a nichos de mercado muy específicos (fotografía profesional así como fotógrafos amateur amantes de la misma, entre otros).
Casio comenzará a vender un teléfono móvil con 3.2 megapixeles de resolución, con lo que los fabricantes de cámaras digitales, entre ellos la propia empresa Casio, verán como su mercado se esfuma en esta década. El razonamiento es más que lógico. ¿Quién quiere llevar consigo una cámara cuando su teléfono llevará incorporada resoluciones de 4 ó 5 megapíxeles en dos o tres años? De esta manera parece que este tipo de aparatos desaparecerá y que en diez años, muy pocas personas tendrán una cámara digital. Si llevan alguna, la tendrán asociado a alguna cámara de video, de lo contrario, sólo tendrán el teléfono móvil. Sólo aquellos casos donde sea importante para el fotógrafo tener una calidad de imagen suprema y sólo apreciable por profesionales, la cámara digital podrá mantener su hegemonía. En el resto, está simplemente muerta.
Este es un ejemplo más de las inmensas posibilidades que la tecnología digital trae al conjunto de la sociedad, para abrir y cerrar mercados en menos de diez años. En unos quince años una tecnología habrá nacido, crecido, y muerto, algo que hemos visto en pocos sitios. Otro ejemplo más del