Si hay algo que cada vez percibo con mayor nitidez en el entorno donde me muevo, es el tiempo de la incertidumbre que nos toca vivir. Nunca me ha importado vivir en una era donde la incertidumbre forma parte del pan nuestro de cada día. Nunca he tenido problemas con no saber qué iba a hacer el año que viene o el otro o el de más allá. Sin embargo, una vez que montas una empresa y/o formas una familia, la necesidad de tener seguridad se vuelve cada día mayor. Necesitas vender de manera sostenible y que puedas predecir las ventas del próximo año de una manera regular, así como saber si vas a tener dinero para irte de vacaciones al año siguiente o invertir en la educación de tus hijos. Es por eso que esa seguridad y necesidad de certidumbre que hemos tenido, se tambalea totalmente cuando la economía, el modo de vida, el medio ambiente etc, ha desaparecido casi por completo: * ¿Es el modelo capitalista el correcto? * ¿Qué tipo de sistema financiero tenemos? * ¿Cómo nos va a afectar el cambio climático? * ¿Qué ocurrirá cuando lleguen los robots y comiencen a sustituir a operarios en sus respectivas fábricas? Nos acercamos a una década que va a ser decisiva para configurar las formas de relacionarnos e incluso lo que somos, donde la incertidumbre por todo va a estar presente. ¿Cómo seremos capaces los españoles de gestionar eso cuando el 47% de los estudiantes quien tener un puestro de trabajo fijo? Humildemente muy poca cosa. Cuando nos encaminamos a un paro estructural del 20% para la próxima década, la incertidumbre presidirá nuestra vida y con eso cambiará cómo somos y nos relacionamos.