CÓRDOBA. Vaticina la mayor revolución de la historia, a través de la irrupción masiva de las nuevas tecnologías, que proporcionarán una herramienta de participación ciudadana como nunca había existido antes. Alfredo Romeo (Córdoba, 1974) dejó un suculento puesto de analista financiero en un banco estadounidense para subirse a este carro imparable que, asegura, cambiará nuestras vidas y dinamitará las formas de poder tradicional. Inició sus estudios en Cervantes y se matriculó en ETEA, donde cursó dos años, hasta que un cartel en un tablón de anuncios le encendió la lucecita de Estados Unidos. Se decidió por la Universidad de Saint Louis, en el Estado de Missouri, y allí admiró la singularidad del sistema académico norteamericano entre estudiantes procedentes de todo el mundo, especialmente de Japón, India o Tailandia. «Es una cultura distinta, que te abre la mente», sostiene. Fue un profesor universitario, que ahora es uno de los cerebros de Orange, quien lo deslumbró con un discurso turbador sobre el futuro que se avecina. «Estamos ante la mayor revolución de la humanidad», le dijo. Las nuevas tecnologías iban a transformar radicalmente la vida de la gente y las sometería a la sociedad del conocimiento, a través del poder extraordinario de internet. «Nos adentramos en la era donde todo será accesible a todos», le anunció. Era 1995 y mientras España daba sus primeros pasos en Internet, en Estados Unidos ya era una herramienta indispensable para las comunicaciones y la investigación. Alfredo Romeo se incorporó entonces al mercado laboral estadounidense como analista financiero en un importante banco. Pero ya llevaba inoculado el virus de las nuevas tecnologías. Dos años más tarde, dio por cerrada su etapa americana y se instaló en Madrid. -¿Por qué lo dejó? -Me convencí que había una revolución en ciernes y creía que en España se abría una enorme oportunidad. Soy idealista y pasional y confiaba en mis posibilidades y en las del momento. En Madrid desarrolló un proyecto de distribución de música digital a locales de ocio. A través de la instalación de ordenadores, el proyecto «Bichako», en unión de otros amigos empresarios, estaba determinado a jubilar a los disc jokeys, esa reliquia del pasado. Pero el proyecto se topó con el hundimiento de las «puntocom», una mentalidad dominante aún inmadura y, sobre todo, con los derechos discográficos. «¡Hasta 2003 no se pudo adquirir un Mp3 de forma legal! ¿Cómo es posible? Y sólo el 1% de la música que circula por internet es legal. El CD ya es cosa del pasado y en el futuro nadie pagará por consumir música. El Mp3 es imparable por muchas barreras que se pongan, porque lo digital será siempre distribuible y copiable». Justamente esta certeza lo puso en contacto con el «software libre», a cuyo estudio se entregó con absoluto entusiasmo. «Hoy día todo es tecnología y me doy cuenta de una cuestión clave, que son las infraestructuras. Y el «software libre» se puede fabricar, copiar, modificar y distribuir libremente, mientras que el «software propietario» únicamente lo producen empresas para su consumo a cambio de dinero». Y es en ese terreno donde se librará una batalla crucial por el control de las herramientas de producción de tecnología y distribución de conocimiento, sostiene Alfredo Romeo. Con el «software libre», por primera vez, cualquier ciudadano puede acceder libremente al conocimiento, pero también a producirlo y distribuirlo y, además, a fabricar sus propias herramientas tecnológicas. Un caso paradigmático ha sido el auge extraordinario de los blogs, como vehículos de transmisión de información y conocimiento sin cortapisas y sin control de nadie. Agitador tecnológico «El sistema económico descansa en el «software propietario», y yo creo en eso, porque soy un liberal. Pero cuando hablamos de infraestructuras sobre la que descansa la sociedad del futuro, no podemos dejarlo en manos de un tercero y sus intereses». Alentado por la fascinación que le proporciona este descubrimiento, entra en contacto con el presidente de Hispalinux, Juan Tomás García, y se convierte en todo un agitador en defensa del «software libre». Con él escribe el primer libro que se publica en castellano sobre el «software libre» y la revolución digital, bajo el título de «La Pastilla Roja». «El software libre», argumenta, «es el primer ejemplo palpable de la revolución del siglo XXI, basada en el «poder de muchos» y la libertad de la distribución del conocimiento y la información». Desde entonces, Alfredo Romeo ofrece servicios de consultoría tecnológica y pronuncia conferencias por todo el país. En Extremadura, por primera vez, una comunidad autónoma adopta el sistema de «software libre» para toda su estructura informática y se ahorra el pago de miles de millones por la licencia de Microsoft. A través de Hispalinux, participa en 2003 en unas jornadas organizadas por el Ayuntamiento de Madrid, a quien propone un proyecto sugerente: Madripedia, la creación de una enciclopedia libre por Internet, basada en el modelo de Wikipedia, pero con contenidos referidos únicamente a Madrid y confeccionada con datos facilitados por los internautas. La idea seduce al Ayuntamiento, pero en ese ínterin Alfredo Romeo se instala en Córdoba, funda Blobject y pone en marcha Cordobapedia, la primera locapedia de España, que hoy en día tiene ya más de 7.000 artículos en red. Está convencido que las enciclopedias clásicas han firmado ya el certificado de defunción y asegura que expertos internacionales validan los estándares de fiabilidad de las enciclopedias libres. Con la diferencia, a favor de estas últimas, que son modificables, mejorables y en continuo crecimiento, gracias al «poder de muchos». -¿Cuál es la revolución que se avecina, pues? -La utopía del socialismo, que todos tengamos acceso a las herramientas de producción, educación o información, se ha cumplido con Internet y el «software libre». Ya no está en manos de los empresarios. -¿Pero usted no era un liberal? -A mí lo que me interesa es que todos tengamos las mismas oportunidades. En el siglo XXI ya no hay excusas. Si soy músico, ya puedo hacer mi disco, y si soy periodista puedo montar mi propio blog y no depender de que me contrate un periódico. Es el tiempo de la meritocracia. -¿Internet nos conduce a la democracia total o al caos? -A la netocracia, que es cuando el poder de la Red hace que gente que se reúne a través de Internet pueda influir en la política. Un ejemplo es el 13-M: se produce un cambio de Gobierno con mensajes de móviles. -¿Qué se hará en el futuro con el mando a distancia? -Nada. Llevaremos dispositivos móviles, con los que haremos todo. -¿La comunicación digital va en contra de los afectos? -Al revés. Mucha gente va a los bares a mantener relaciones. En Internet también, y el ratio de efectividad es mucho mayor. -¿El «poder de muchos» es un acto subversivo? -Totalmente. Ahí está su grandeza. Por primera en la historia, la sociedad es un poder más. -¿El «poder de muchos» es el poder de los indocumentados? -No. Es el poder de las personas que quieren decir algo. Indocumentado es el mundo actual, que está basado en el capital relacional, por conocimiento personal. El siglo XXI representa el mérito, el poder del tipo documentado. -¿Cuál es la patología de un emprendedor? -La utopía de cambiar el mundo, el reconocimiento y la pasión. El dinero, desde luego, no. -¿Será reconocible el ser humano dentro de 100 años? -Totalmente. El hombre tiene derecho inalienable a desconectar de la Red. -¿El «software libre» dinamitará el sistema? -El «software libre» será un componente básico de la sociedad a la que vamos. -¿Cuánta vida le queda al libro? -El libro no terminará. El placer de pasar páginas, yo, particularmente, dudo que lo abandone. -Después de tanto software y tanto driver, ¿no le tienta jugar al trompo? -Soy un defensor acérrimo del mundo que viene, pero eso no significa que no valore las posibilidades del mundo físico. Por ejemplo, hacer el amor.