El IESA junto al Instituto Nacional de Estadística llevó a cabo una encuesta en Andalucía, Galicia, Castilla León, País Vasco y Cataluña sobre diferentes aspectos del grado de satisfacción que tienen los ciudadanos con respecto a las administraciones públicas. En general, la administración pública aprueba en diferentes ámbitos (pdf) y no es de extrañar con el autobombo ejercido por parte de la clase política de lo acertado de su gestión. Curiosamente, cuando se habla de dinero las tornas cambian y la mayoría de los encuestados cree que las instituciones gestionan de manera errónea el dinero público, aunque eso sí, sólo un 40%. ¿Será que se hizo la encuesta hace ahora casi un año antes de la crisis? Si al encuestado le hubieran refrescado la memoria con los diferentes institutos, consorcios, fundaciones, patronatos, empresas públicas, empresas semipúblicas, organismos mixtos entre otras entidades públicas y además le hubiera recordado que en España hay 17 comunidades autónomas, 2 ciudades autónomas, 51 diputaciones, centenares de mancomunidades y decenas de miles de municipios donde trabajan asesores, gerentes, directores, cargos de confianza, no es que los encuestados hubieran suspendido la gestión errónea del dinero público sino que se hubieran levantando en armas. Creo en la administración pública por su papel clave en la sociedad actual y sé de los beneficios que muchas de estas entidades aportan a los ciudadanos. Conozco algunos de ellos y me consta su labor. Pero también conozco la utilización de estas entidades como los lugares de jubilación de los puestos políticos amortizados cada periodo electoral y a los que hay que garantizar un puesto de trabajo así como la utilización de todo tipo de organismos para favorecer a aquellos organizaciones que han venido ayudando al partido en el poder en cuestión. En una situación tan grave como la que tenemos, donde recuerdo, hablar de crisis era ser antipatriota, la utilización sectaria de nuestro dinero por parte de los reponsables políticos es un agravio comparativo con el resto de ciudadanos que francamente, no podemos consentir.