Columna leída en Radio Córdoba, 3 de noviembre de 2009 El Consejo Social de la ciudad de Córdoba es un consejo creado en los años 80 y que tiene como objetivo ser un órgano consultivo y de opinión en materia socioeconómica del Ayuntamiento de Córdoba. Anualmente emiten un informe preceptivo osbre presupuestos. Este septiembre el Consejo ha puesto de nuevo en un brete al Ayuntamiento al recordarle que los presupuestos hay que aprobarlos cuando toca (lógico, ¿no?), así como que hay que contener el galopante gasto público, más lógico todavía. Pero lo que es incomprensible para el común de los mortales, eso de contar con un Consejo cuyos informes no son vinculantes. Es como tener al típico amigo padre,madre, médico o asesor variado, que por mucho que te diga, te entra por un oído y te sale por otro. Este tipo de organismos cara a la galería son maravillosos y son el perfecto ejemplo para mostrar a la ciudadanía lo bien que se hacen las cosas desde el poder y de lo democrático que es todo...pero a la hora de la verdad, no valen absolutamente para nada...sólo para servir de coartada a una casta política, cada vez más dedicada a sus intereses y no al de los ciudadanos. ¿Podrían servir de algo este tipo de Consejos? A priori sí,...pero cuando sus componentes son las mismas élites que te encuentras en cualquier otro órgano de decisión de la ciudad, es decir, sindicatos, empresarios, federación de vecinos, entre otros, uno se pregunta...¿no es distinto collar para el mismo perro? El último informe del CIS declara que la clase política es la cuarta preocupación para los españoles, y ojo, ya está por delante del terrorismo. Los ciudadanos estamos hastiados y hasta las mismas entrañas de aquellos que se preocupan más de servirse que no de servir....¿podremos cambiar esto los ciudadanos? Sólo en nuestras manos está.