El último comentario que escribimos, estuvo dedicado a la aparición de un FUD sobre la situación del software libre en el escritorio. Después de un par de comentarios altamente instructivos sobre las razones que unos mantenemos y otros atacan sobre la situacion actual del software libre en el desktop, reflexionamos sobre el mismo. En muchas ocasiones nos perdemos en cuestiones que son poco importantes desde el punto de vista estratégico d lo que realmente significa el software libre para la sociead del futuro. La bondad del software libre no estriba en razones económicas sino en la libertad de adaptar la tecnología a nuestras necesidades. Ésta será una de las claves que marquen el desarrollo de las sociedades en el siglo XXI y su incorporación a la tan manida Sociedad de la Información. No es cuestión de aprender a utilizar tecnología, sino de adaptarla a las necesidades de una sociedad, y ahí es donde chocan frontalmente los modelos del software propietario y del software libre. Publicado en Diariored @ 27 de julio 2003. (Leetelo completo aqui) En la mayoría de las ocasiones los defensores del software libre nos enzarzamos en discusiones inútiles en pro del software libre: ¿somos más baratos? ¿somos más seguros? ¿somos lo suficientemente atractivos para el consumidor? Al que le guste la discusion, y para nosotros es un arte intelectual que ayuda a cultivar el conocimiento, ofrecerá decenas de argumentos a favor de un argumento y escuchará otras en contra. Sin embargo, muchas veces nos preguntamos si estaremos dando realmente con la clave de la tecnología. Humildemente creemos que no, que nos perdemos en baremos actuales para justicar un modelo que se antoja como el óptimo para nuestro desarrollo en los próximos años. La evolución de la sociedad del siglo XXI pasa necesariamente por otros modelos de desarrollo tecnológicos descentralizados, donde el conocimiento (tecnologia) se encuentre disponible y al alcance de todos, y no sólo de quien tenga una empresa de tecnologia propietaria. Esta es la diferencia más clara entre el modelo de empresas de software propietario y el de las de software libre. El modelo de negocio de las empresas de software propietario está basado en que, una vez detectadas las necesidades que presenta un mercado, los programadores de esta empresa desarrollarán una aplicación para que sea utilizada por los usuarios de este mercado. Las necesidades son observadas por parte de la empresa y creadas adhoc para el mercado en cuestión. La innovación tecnológica (definida como aquella idea o conocimiento que es transformada en un producto, servicio o proceso que la sociedad valora -ver Cátedra de la Innovación - Universidad de Nebrija) en caso que se produzca, sólo vendrá determinada por aquellas personas que trabajen en la empresa de software propietario en cuestión. Por su parte las empresas de software libre basan su modelo de negocio en adaptar la tecnología a las necesidades del mercado. Gracias a la existencia de un impresionante pool tecnológico y el conocimiento de toda una comunidad, las empresas de software libre ofrecen una tecnologia al servicio del cliente, para adaptarla a sus necesidades. El cliente puede adoptar perfectamente la tecnología a sus necesidades por lo que la innovación, no viene sólo y exclusivamente por parte de la empresa tecnológica, sino que en muchas ocasiones vendrá por parte del cliente, que es al fin y al cabo el que conoce las necesidades de innovación en su mercado. Aunque esta cuestión pueda parece trivial para gran parte de nuestros lectores que piensen que las necesidades son homogénea y que las empresas de software propietario sirven perfectamente las necesidades tecnologícas de toda la sociedad, la implicación en muchos paises e industrias es determinante. La sociedad que nos tocará vivir en los próximos años va a tener una relación estrechísima con la tecnología. Ésta se convertirá en la columna vertebral de la sociedad, en su espina dorsal y en la que determinará el cómo vivirán al menos la siguiente generación . Para nosotros, la pregunta clara que nos tenemos que hacer como sociedad, es saber cómo queremos que este sistema nervioso sea desarrollado. Podemos taparnos los ojos y dejar que sea sólo y exclusivamente la inciativas privada la única que construya este sistema, basado sólo y exclusivamente en su rentabilidad, o bien posibilitamos la creación de un tejido tecnológico que ayude al Estado, a las organizaciones e individuos a implantar la misma basándose solo y exclusivamente en sus necesidades. Está claro que desde esta columna abogamos por la segunda política. El software libre, no por su calidad ni por su precio, sino por las posibilidades de estandarización, personalización e independiencia que tiene, debe considerarse estratégico por parte de una sociedad. Bajo este modelo, la innovación no está reducida al grupo de tecnológos que trabajan en empresas de software propietario, sino que las posibilidades de innovación se abren a todas las capas de la sociedad. Desde el politico de una región, hasta el presidente de un club de futbol, hasta pasando por la ONG Manos Unidas, pueden innovar tecnológicamente en cada una de las organizaciones a las cuales sirven. La libertad en el desarrollo que confiere el software libre es clave para poder abrazar la tecnología en su máxima expresión, y no conformarnos con utilizarla en función de los intereses particulares de empresas. Ésto que nos puede parecer a simple vista nebuloso, se va a convertir en cuestión de supervivencia para muchas personas. En una reciente entrevista, Neil Gershenfeld, Director del The Center for Atoms & Bits del Massachusetts Institute of Technology (MIT), introducía el término Personal Fabrication (fabricación personal) como la siguiente era a la cual la sociedad avanza. Mediante un paralelismo con la evolución del Mainframe al PC, que permitió que la tecnología saltara de un grupo de técnicos, a un grupo mucho más amplio de tecnología, Gershenfeld cree que el paso que se comenzará a producir en esta década sobre el paso del PC a la tecnología ubicua, traerá enormes posibilidades a la sociedad, ya que, entre otras cosas, permitirá modelar la tecnología en función de las necesiades de cada uno de los colectivos a los cuales atienda. Gershenfeld creó los FabLabs que son laboratorios tecnológicos enclavados localmente en cada una de las comunidades las cuales atienden (India y Noruega). En estos laboratorios se desarrolla tecnología adhoc para cubrir las necesidades que se encuentran. Por ejemplo, en una aldea rural al norte de la India están desarrollando a partir de una cámara web de $50 en una rejilla de difración, la manera de realizar análisis químicos para determinar cuándo la leche se pondrá mala, evitando de esta manera la proliferación de enfermedades en esta zona. Esta tecnología quizás no sea nunca desarrollada por parte de empresas ya que la rentabilidad de la misma es harto discutible, por lo que bajo el modelo de empresas de software propietario, la realización de una aplicación dirigida a este nicho de mercado no sería factible. Frente a esto, el software libre permite ser copiado, modificado y distribuido, para ser usado en este tipo de laboratorios sin nigún tipo de complicación más. Gracias a la libertad de creación tecnológica, las comunidades locales se ven favorecidas por el uso libre de la tecnología. Esta tendencia que se apunta en el Tercer Mundo como su única manera de abrazar la Sociedad de la Información, anticipa una sociedad dónde todas las partes que la conforman, tendrán la posibilidad de manejar tecnología en función de sus necesidades y ésto es precisamente lo que es el software libre. Queda ahora plantearnos si queremos dejar que las necesidades tecnológicas y por tanto la innovación sean coto exclusivo de empresas de software propietario o que la misma provenga de todos los estratos de la sociedad. En una sociedad hacia la cual avanzamos, donde la tecnología estará íntimamente relacionada con nuestra vida, dejar que la innovación venga por parte de las empresas de software propietario, sería un enorme error estratégico. Es simple y pura cuestión de lógica.