News.com tiene una entrevista con Jim Baller, que es otra de las personas que más está batallando en EE.UU porque diferentes municipalidades tengan redes de telecomunicaciones propias. En la entrevista se cubren los aspectos más importantes que están ocurriendo hoy en día en EE.UU y sobre cómo las operadoras de telefonía local están intentando parar la implantación de redes públicas en diferentes localidades como el proyecto UTOPIA. ¿Están estas ciudades y municipalidades construyendo sus propias redes de infraestructuras porque no serían capaz de obtener nuevos servicios de otra manera? En la mayoría de las áreas rurales, ésto es verdad. Pero cuando incluso estos servicios están disponibles, éstos no son suficientes para los objetivos de algunas comunidades. Por ejemplo, los servicios de Internet por cable así como los servicios de ADSL, normalmente ofrecen 3 MBs por segundo. Estos ratios son muy bajos e insuficientes para la clase de objetivos que he mencionando antes. Cuando en España pagamos €45/mensuales por velocidades reales de 0.20 MB/s ya sea por ADSL o por cable, los estadounidenses están diciendo claramente cómo 3MB/s (una velocidad 15 veces superior) son insuficientes para desarrollar diferentes áreas económicamente. Ésta es la razón por la cual no podemos quedarnos de brazos cruzados con las infraestructuras de telecomunicaciones. En ellas va nuestro futuro como centros de innovación. Nuestro futuro económico como ciudades, regiones, nación, etc. dependerá directamente de este tipo de infraestructuras. ¿Por qué no abordar el problema? ¿Por qué tener que esperar a que sean las operadoras de telecomunicaciones las que definan el progreso tecnologico en solitario? ¿Por qué no poner las bases para que coexistan ambos modelos? En las redes públicas tenemos la única posibilidad para convertir nuestras ciudades en centros de referencia e innovación del siglo XXI, y lo único que necesitamos es visión. ¿Para cuándo ésta en nuestros políticos? ¿Es tan difícil cuando hablamos de tecnología? Parece ser que sí, pero desde aquí no nos resignamos.