El poder de muchos nos maravilla. Lo que se ha venido conociendo como inteligencia colectiva en muchos ámbitos, esto es, la capacidad de crear valor en la sociedad mediante el trabajo de miles de personas conectadas a través de la red, tiene por fin un término aplicado para el plano de los negocios: crowdsourcing Repasando en este mes de agosto, que al menos para nosotros nos está posibilitando releer antiguas revistas y reportajes todavía por leer desde hace meses, (el trabajo manda), nos hemos encontrado en el número de junio de la revista Wired, que había pasado por alto un magnifico reportaje sobre "el poder de muchos" y el nuevo término que acuña ésto para los negocios: crowdsourcing, o lo que significa el outsourcing pero aplicado al realizado por miles de contribuidores. En la era del contenido realizado por clientes (Customer Generated Content), las posibilidades económicas que ofrece la red es infinita. Este concepto va a cambiar radicalmente muchas de las relaciones económicas y empleos existentes. Ya lo hemos hablado aqui en reiteradas ocasiones, el crowdsourcing es simplemente disruptivo para muchísimas industrias.
El artículo de Wired cita entre otros proyectos a iStockphoto, un repositorio de fotografías de catálogo para ser usadas por parte de diferentes organizaciones para ser incluído dentro de su catálogo profesional, a unos precios simplemente disruptivos, y que cierran un mercado más que considerable para los fotógrafos profesionales. Con precios por debajo de 5 dólares, las posibilidades para los agregadores de contenido del siglo XXI son simplemente increíbles. Un mundo entero abierto a la meritocracia.
(Fotografía de la Cuesta del Bailío de Córdoba de hace casi dos años. Afortunadamente, ahora mismo está blanca e inmaculada. Pero si hay algo que desde hace más de 3 años venimos dándole vueltas, es la aplicación de este término en la gestión municipal, o lo que es lo mismo, cómo hacer crowdsourcing en nuestras ciudades. Desde aquí clamamos porque los ciudadanos, gracias a las herramientas que consigo llevan, sean los auténticos protagonistas de mantener su ciudad en condiciones, reportando todo tipo de incidentes desde sus terminales conectadas a la red. De esa manera, pintadas, basuras, elementos peligrosos, etc. no serían ya controlados por parte de los funcionarios de turno, sino por parte de cada uno de nosotros. Ese es el deber cívico que tendremos a lo largo del siglo XXI. Las ciudades serán lo que los ciudadanos quieran ser. La participación ciudadana, real, efecitva y totalmente apolítica, cosa que hoy en día carecen la inmensa mayoría de proyectos de participación ciudadana. Este concepto, lo hemos propagado en diferentes instancias políticas y en diferentes ciudades, pero parece que no se cree en el poder que este tipo de acciones puede tener en una ciudad. Aquella ciudada, aquella sociedad que entienda el valor de las posibilidades que ofrece esta nueva sociedad en la que nos encontramos sumergidos, harán que sus ciudades encuentren en los cambios sociales que la red trae, el auténtico catalizador cara a este siglo que afrontamos. Obviar eso es simplemente no preparar una ciudad para lo que se nos viene.