Seguimos en el argumentario a Alan McAdams, que nos indica el camino por el cual tenemos que andar en cuanto al porqué de las redes públicas. Pero, aunque también sea desde el punto de vista teórico (Ley de Googin), la lógica impera cuando se piensa en el porqué de las infraestructuras públicas de telecomunicaciones. Al igual que siempre hablamos del software libre como principio político, el de las infraestructuras públicas no es menos cierto, para nosotros es incluso mucho más obvio. La sociedad a la cual tendemos, es una sociedad de conocimiento, donde la riqueza se concentrará en aquellos individuos que sepan capitalizar su conocimiento. Este conocimiento es la riqueza del siglo XXI, al igual que lo fue el carbón en el siglo XIX que era el que hacía posible sembrar las semillas de la revolución industrial. Para acceder a esta riqueza, se construyeron ferrocarriles porque ahi se encontraban la riqueza. Pero cuándo la riqueza es igual al conocimiento, éste se encuentra muy atomizado, allí donde existan personas, la ifnraestructura de acceso a la red, es clave. Este análisis es el que han seguido muchas municipalidades en EE.UU donde se estima que al menos 500 organismos públicos locales están construyendo o tienen sus propias infraestructuras básicas de telecomunicaciones las cuales ofrecen servicios de cable, telefonía y acceso a Internet. Pero al igual que está ocurriendo en otras áreas como las patentes de software o el contenido audiovisual, este área es el nuevo campo de batalla entre los partidarios de infraestructuras de acceso a la red, la de aquellos individuos que creemos firmemente en el poder que trae la red y el porqué de su derecho fundamental de la ciudadanía, y aquellas empresas de telecomunicaciones que quieren mantener sus posiciones monopolísticas vigesimonónicas. Así en EE.UU se está viviendo interesante batalla entre los partidarios de que las propias municipalidades puedan tener infraestructuras públicas de telecomunicaciones, y los lobbys de presión que respaldan a las empresas de telecomunicaciones tradicionales. La semana pasada se presentaba un informe por parte de The Progress & The Future Foundation donde se analizaban financieramente algunas de las inversiones realizadas por las municipalidades. Las conclusiones del informe eran que las inversiones en redes públicas por parte de las municipalidades, eran nefastas para la competencia en el mercado. Sin embargo, este informe ha sido rapidamente refutado por parte de TriCity Broadband Support donde se analizan las claras inexactitudes y confusiones terminológicas que encierra el informe. La sociedad civil comienza a demandar servicios e infraestructuras que les ayuden a desarrollar económicamente áreas gracias al conocimiento que se tenga. No es cuestión de otra cuestión. Los intereses de las grandes empresas por controlar una infraestructura tan básica son enormes, y aquí en España, ni siquiera hemos empezado a olerlo. Ésta será una de las grandes batallas que se van a librar entre los que entendemos la red como un servicio básico y eje de nuestro desarrollo económico , y los que creen que las infraestructuras de telecomunicaciones no pueden ser de propiedad pública.