Cuando uno mira hacia Valencia, no puede sólo tener más que una envidia sana del posicionamiento de una ciudad cara a crear riqueza. El salto no sólo de la Comunidad Valencianana sino de la ciudad de Valencia ha sido más que espectacular. Si alguna ciudad es vanguardia, esta es Valencia. El premio de Fórmula 1 y la celebración de la Copa América de Vela en el año 2009 nos enseña lo que una ciudad puede conseguir, si realmente está en línea con lo que se pretende. Y es que la una de las claves del siglo XXI es el posicionamiento de las ciudades, el posicionamiento ante terceros. En el caso de nuestra ciudad, el nombre Córdoba de por sí tiene un gran recorrido. Tenemos una gran marcha hecha gracias a nuestro rico pasado y al encanto de nuestro urbanismo, herencia romana, musulmana y medieval que encanta a nuestros visitantes. Pero eso ya lo tenemos, y lo que es Córdoba, lo es fundamentalmente por su propio urbanismo. Pero eso no sirve en el siglo XXI por sí solo, para hacer que Córdoba despegue los vagones de cola de los datos económicos. Con unas cifras económicas paupérrimas, necesitamos visión de ciudad, y proyectos estratégico del conjunto de la ciudad que permitan ilusionarnos con una marca. Y cuando miras alrededor, entre las industrias más importantes de la provincia de Córdoba (turismo, joyería, maderas y construcción) ves que un cambio en esas industrias no es fácil. Con infraestructuras obsoletas, las propias estructuras empresariales hacen difícil la reinvención como empresa, consecuencia en el ecosistema empresarial de la llegada de la Sociedad del Conocimiento. Es por ello que nuevos sectores de riqueza son imperativos que vayan creándose en las ciudades, si estas realmente quieren aprovechar algunas, sólo algunas de las oportunidades que la Sociedad del Conocimiento ofrece a todo el planeta.