Charla en la prisión de Córdoba

Ayer viví una de esas oportunidades que pocas veces se te presentan en la vida: dar una charla a un grupo de 25 reclusos. Bartolomé Olivares del Aula de la Naturaleza, (iniciativa ciudadana que persigue educar a la población reclusa en educar en nuevos estilos de vida a través de diferentes proytectos como conferencias, charlas y un Huerto Ecológico) me pidió una charla de una hora y media sobre Internet para unas 25 reclusos. Me planteé adaptar todo lo que pudiera el guión de mi seminario "La Década Decisiva" para poder transmitírselo a una audiencia, en la que la mitad de los asistentes jamás ha entrada a un entorno web. Independientemente de que estuve más que cómodo , me llamaron la atención unos cuantos temas. Por otra parte, Bartolomé me comentó que no era fácil encontrar personas que quisieran ir a la cárcel. La verdad que me extrañó tal y como soy. A mi me apasiona transmitir aquello que sé; compartir aquello que conozco y de lo que estoy convencido que gracias a ese conocimiento nos permite tener la capacidad de tomar decisiones de manera correcta. Me llama la atención, aunque lo puedo entender una vez que lo reflexiono, las reticencias por parte de terceros de acudir a la cárcel. Se nota que el mito de la cárcel y de la pastilla de jabón está arraigado en la sociedad ¿occidental?. Lo sabía tras haber leído el libro de Memorias de un preso de Mario Conde, hará unos meses, sino sobre todo al compartir con los asistentes una hora y media de su tiempo. Además tener delante una audiencia de la cual, el 50% no había entrado en Internet era algo que desafiaba el tipo de charlas que normalmente doy, porque algo de nivel se presupone a las personas. De todas maneras, y en función de las preguntas que me hicieron durante la charla de hora y media, creo que se entendió lo suficientemente bien. De lo mejor fue el principio, cuando pregunté cuántas personas habían entrado en Internet...y me preguntó uno..."...pero, ¿Internet, Internet?" :D Por último, el agradecimiento que se notaba en algunas de las despedidas que hice con algunos de los reclusos. Agradecimiento por haber simplemente compartido mi tiempo con el suyo. La jornada terminó viendo el huerto ecológico que el Aula de la Naturaleza tiene en la prisión y que es mantenida de manera voluntaria por Victorio, otro colaborador del Aula de la Naturaleza. En fin, que todo un evento que siempre recordaré por lo gratificante que fue y que como no podía ser de otra manera, ya les dije que cuando quisieran podían contar conmigo. Sinceramente, espero repetir.